Skáld por primera vez en Guadalajara – Una tormenta nórdica detambores ancestrales

Un folk pocas veces escuchado en la ciudad, más allá de los festivales temáticos. Una fuerza nórdica
cargada de misticismo que evoca las historias y rituales de los antiguos pueblos del norte de Europa.
Skáld llegó desde el oeste de Francia, de la mano del productor Christophe Voisin-Boisvinet, para
maravillarnos con relatos y poemas inspirados en la tradición nórdica. Un vaivén de emociones
vibraba a través de los tambores interpretados por Steeve Petit y Marti Ilmar Uibo, en un despliegue
brutal de poder.

A las 8 de la noche, en el C3 Stage, la gente comenzaba a llegar poco a poco. De fondo sonaban
canciones de folk nórdico al estilo de Wardruna, Heilung, Danheim y quizá Rúnahild, si no me
equivoco. Algunos asistentes, preparados para el ritual, vestían atuendos dignos de la ocasión: runas
pintadas en el rostro y la intención clara de conectar con su espíritu y con los dioses.


Tras unos minutos cargados de expectación, las luces se apagaron. El escenario reveló un montaje
impactante: tambores cubiertos con pieles, decorados con astas de venado (con fines meramente
estéticos, sin que ningún animal fuese dañado), instrumentos de cuerda tradicionales como la lira, el
talharpa, el citole y el jouhikko. Todo rodeado de estructuras con runas y luces en tonos azules y
morados que generaban un ambiente etéreo y mágico. Al fondo sonaba “Heiemo og Nykkjen”, una
canción tradicional noruega que abrió paso a la entrada de la banda.

El concierto comenzó con fuerza: potentes voces graves y corales dieron inicio a “Ódinn”. Luego
llegaron, una tras otra, piezas como “Yggdrasill”, “Hross” y “Mánin Líður”, que ofreció un respiro, un
aire fresco antes de sumergirnos de nuevo en la tormenta. Con “Ó Valhalla” y “Ljósálfur”, el público
quedó inmerso en un despliegue arrollador de energía. En ciertos momentos, era inevitable
imaginarse blandiendo un hacha y un escudo, listo para la batalla. El poder desbordado contagiaba a
todos los asistentes. Al final se logró una asistencia bastante buena.

Y llegó el instante más esperado: “Rún” . Una de las canciones más reconocidas de Skáld, que
recorre los nombres de las runas y cuyos versos están inspirados en el Völuspá hin skamma (La
profecía corta de la vidente).
La noche avanzó entre danzas y cantos del público, envuelto tanto por las voces profundas a cargo
de Steeve y Marti, como por la esencia de canciones como “Elverhøy” , “Hafgerðingar” ,
“Jörmungrund” y “Grótti” . Con esta última pieza parecía cerrarse el set principal, pero aún faltaban
sorpresas.

En los bises, interpretaron su versión de la balada medieval sueca “Herr Mannelig” , que narra el
deseo de una mujer troll por volverse humana si lograra casarse con un hombre, el cual la rechaza y
la condena a su maldición. Tras esa intensa historia, Skáld se despidió con “Gleipnir” , canción que
relata la creación de la cadena mágica forjada por los enanos para atar al lobo Fenrir.


Así concluyó un espectáculo cargado de emociones, con tambores que resonaron con fuerza en
cada rincón del recinto y la sensación colectiva de querer volver a verlos cuanto antes y repetir la
experiencia. Una noche mágica en la que Guadalajara fue testigo del poder ancestral del folk nórdico
y sus historias.

TXT: Angel Simg – IG angelleosi
Foto: Fanny López: IG fannylopezmx | FB /fannylopezmx
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